12 de septiembre de 2016

Dédalo e Ícaro


Minos era el rey de la isla de Creta. Era famoso porque era muy malo y cruel. Un día mandó llamar a un famoso inventor e ingeniero llamado Dédalo y a su hijo Ícaro para encargarles un trabajo. El rey quería que le diseñase un hermoso palacio con altas torres y cúpulas de muchas formas. En el sótano debía construir un oscuro laberinto con muchos pasillos para que quien entrara allí no pudiera encontrar nunca la salida.
-¿Para qué quiere el laberinto, majestad?

-Dédalo, te pago una fortuna para que trabajes, no para que me hagas preguntas.

Dédalo terminó el maravilloso palacio y estaba orgulloso de lo bien que había quedado, pero se aterrorizó cuando supo que el rey Minos encerró a una bestia llamada minotauro (mitad hombre, mitad toro, que se alimentaba de seres humanos) en el laberinto. Quiso marcharse de la isla, pero el rey no lo permitió porque era el único que conocía el secreto del laberinto. Por eso,Encerró a Dédalo y a Ícaro en una lujosa torre. Allí vivirían muy bien, pero jamás podrían salir...





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