Especialmente para Samuel y para Víctor G., que me han recordado hoy, con su mano en la frente, tapándose la luz que entraba a través del cristal, esta hermosa canción.
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"Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro". Así empieza el libro "Platero y yo", de Juan Ramón Jiménez. Y así se inicia este blog, como la primera página de un libro que, esperemos, se llena de palabras hermosas.
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