Las tardes de enero
Va cayendo la noche: La bruma (Miguel)
ha bajado a los montes el cielo:
Una lluvia menuda y monótona (Víctor A.)
humedece los árboles secos.
El rumor de sus gotas penetra (Mario A.)
hasta el fondo sagrado del pecho,
donde el alma, dulcísima, esconde (Julián)
su perfume de amor y recuerdos.
¡Cómo cae la bruma en el alma! (Pau)
¡Qué tristeza de vagos misterios
en sus nieblas heladas esconden (Sara)
esas tardes sin sol ni luceros!
En las tardes de rosas y brisas (Iván)
los dolores se olvidan, riendo,
y las penas glaciales se ocultan (Víctor G.)
tras los ojos radiantes de fuego.
Cuando el frío desciende a la tierra, (Samuel)
inundando las frentes de invierno,
se reflejan las almas marchitas (Íker)
a través de los pálidos cuerpos.
Y hay un algo de pena insondable (Lassana y Mustafá)
en los ojos sin lumbre del cielo,
y las largas miradas se pierden (Clara)
en la nada sin fe de los sueños.
La nostalgia, tristísima, arroja (Romeral)
en las almas su amargo silencio.
Y los niños se duermen soñando (Mario P.)
con ladrones y lobos hambrientos.
Los jardines se mueren de frío; (Bruno)
en sus largos caminos desiertos
no hay rosales cubiertos de rosas, (Laura y Assetu)
no hay sonrisas, suspiros ni besos.
¡Cómo cae la bruma en el alma (Julia)
perfumada de amor y recuerdos!
¡Cuántas almas se van de la vida (Víctor S.)
estas tardes sin sol ni luceros!
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ (Poeta español)
Copiad las dos primeras estrofas en el cuaderno: "Versos que me acompañan". Poned una fotografía del autor y haced un dibujo de lo que sugiera el poema.
Por otra parte, y por orden alfabético, cada alumno escribirá dos versos (los que le toquen), cambiando las palabras que no están subrayadas.
David, Makán y Néstor inventarán cuatro versos entre los tres para terminar el poema.
Importante: Cada verso ha de tener diez golpes de voz. Podéis leerlos en voz alta al mismo tiempo que contáis con los dedos para comprobar que son diez.
Para el viernes de la semana próxima.
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