Escultura

La escultura que os presento esta semana es la obra más importante que tenemos en España de la época en que estuvieron los íberos.

Es un busto (escultura o pintura de la cabeza y parte superior del tórax) de 56 cm de altura (si utilizas la regla, verás lo pequeño que es) realizado con piedra caliza (lel material que había por esa zona) policromada (de varios colores), aunque, en la actualidad, con el paso del tiempo, sólo quedan algunas partes coloreadas: los labios y algo de su ropaje. Para fijarte: Aparecen formas geométricas. Es una obra para mirarla de frente. La parte posterior casi no está trabajada.

Las facciones de la cara y la mirada no tienen expresión. Con ello, el escultor quiere expresar cualidad divina, por encima de las pasiones y de los sentimientos humanos.

Sus rasgos físicos son comunes a otras figuras ibéricas. Así, la forma oval de la cara, la nariz recta, los ojos almendrados, las cejas marcadas, los labios finos...

La pieza está repleta de pequeños objetos decorativos: collares, pendientes, mantos.

Representa a una dama ricamente ataviada. Se piensa que era una imagen de una diosa.

Cuentan que esta pieza artística fue descubierta en un campo de cultivo cercano a Elche (Alicante) y se cree que se puso allí para ocultarla de algún peligro. Se vendió y estuvo expuesta en el museo del Louvre, en París.

Ahora se puede ver en el Museo Arqueológico Nacional, pero si vais alguna vez por Elche, veréis que hay reproducciones de esta obra, no la original.

... Y se podrían contar muchas cosas más.

Lo que se ha escrito aquí es para que lo leáis y para que penséis que siempre que veáis una obra de arte, os fijéis en todos sus detalles. Que pidáis información sobre ella, que os acostumbréis a mirar, que descubráis la historia que encierra. En fin, que, a medida que os hagáis mayores, seáis conscientes de que también el ARTE es una forma inmensa de enriquecimiento personal y cultural.

¿Sabéis de qué obra os hablo?