Hemos estado en la biblioteca del colegio. Allí, entre otros muchos libros, han puesto muchos que están escritos en idiomas diferentes al nuestro. Así, los hay que vienen de China, o de Rusia, o de Polonia, o de Rumanía, o de Francia, o de Marruecos, o de Italia, o de Portugal, o de otros lugares.
Algunas lenguas se parecen a la española; sin embargo, en otras ocasiones resulta casi imposible leer lo que está escrito. Sebastián y Andrea sí lo han hecho, porque tienen la suerte de conocer el rumano y eso... uf, facilita las cosas. Nos han traducido algunas líneas de cuentos de su país.
Zhan-li nos leerá textos chinos.
Ayudan mucho las ilustraciones que aparecen en las páginas; en algunas ocasiones son una verdadera maravilla.
(Desde aquí valoramos el trabajo de los ilustradores de historias, que consiguen introducirnos en las páginas, a veces antes que las palabras.
También hemos visto libros en los que sólo aparecen dibujos. ¿Sólo? Es suficiente. Fomentan nuestra imaginación y nos acercan al universo, como aquél que venía de Francia y que "hablaba" de una estrella que se caía, o el que ha explicado Nerea sobre una nube que salía por una chimenea.
Historias que nos invaden sin necesidad de letras.
Algunos alumnos que tienen familias extranjeras les dirán a sus padres que nos vengan a leer cuentos de su tierra.
(Imagen: El árbol de la vida. Klimt)
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